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EL AUTOR DE LA NOTA. |
Por César Sánchez Martínez / LIMA
¿Por qué afirmamos que el liderazgo es un
apostolado? Porque es una misión que el líder debe cumplir. Debe “transmitir”
su vida en los otros. Esa es su misión. Debe saber llegar a sus seguidores,
animarlos e incentivarlos a continuar adelante a pesar de los problemas y
adversidades que encuentren en el camino. En tiempos modernos de constantes cambios que son
cada vez más rápidos, cumplir la misión es difícil, pero no imposible de
lograrlo. Escribía el poeta español Antonio Machado: “Caminante no hay camino,
se hace camino al andar”. Efectivamente, al principio todo es nuevo. Se debe
hacer camino para que los otros, aquellos que siguen al líder, encuentren el correcto
sendero y transiten por ahí. Y hacer camino donde no hay es una titánica tarea. Cumplir la misión tampoco es fácil. Muchas veces el
camino está lleno de piedras que son los obstáculos que encontramos en la vida,
sea del grupo que están dirigiendo o de fuentes foráneas. Cuando los problemas
vienen de fuentes ajenas al objetivo planteado, se pueden repeler con la ayuda
del grupo, pero si el problema “está en casa” es más complejo. En algunos
casos, el grupo se divide poniendo en riesgo el logro de los objetivos. Y escribiendo acerca de las piedras, cualquiera
puede tropezar con una de ellas, pero hacerlo con la misma piedra es no haber
aprendido nada. Si se tiene que tropezar todos tienen aún el derecho de
tropezar, pero con otra piedra, no con la misma.