Por John Dunn Smith y Steven Ambrus / WASHINGTON
Solemos
comer demasiado, ver demasiada televisión, no hacer ejercicio, y sufrimos las
consecuencias de nuestra falta de voluntad y autodisciplina. Nada de esto es
bueno. Hoy,
según se reveló en un reciente estudio del BID, uno de
cada cuatro adultos en América Latina y el Caribe sufre de obesidad. Y el
Caribe lidera la tendencia a un ritmo alarmante. Eso, a su vez, se traduce no
solo en un mayor índice de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, sino
de muerte a raíz de dichas enfermedades. No
tiene que ser así. Pero al igual que la gente en todo el mundo, nos falta
autocontrol, cedemos a las tentaciones y adquirimos hábitos poco saludables.
Incluso tras proponernos cambiar nuestro comportamiento como propósito para el
Año Nuevo.
Katherine
Milkman, profesora de Wharton School de la Universidad de Pennsylvania tiene algunas
ideas sobre cómo hacer frente a esos problemas, y recientemente las expuso en la
conferencia anual de desarrollo BID 2018, “Behavior
Change for Good” (Cambio de conducta para el bien).
Usando las tentaciones como motivador
Un
enfoque alentador es la integración de tentaciones (temptation bundling) —que
involucra una actividad que solo nos genera placer inmediato junto con una
actividad menos agradable que ofrece beneficios a largo plazo. Esto cambia la
percepción de las personas con respecto a ambas actividades. En un experimento
en el que participaron estudiantes de la Universidad de Pennsylvania, se les
pagó a los participantes del grupo de tratamiento para que escucharan
audiolibros populares o de
mala calidad únicamente durante sus visitas al gimnasio, donde
luego se guardaban dichos audiolibros. En el proceso, los participantes no solo
quedaban ansiosos por conocer el desarrollo de las historias de sus audiolibros
sino ansiosos también por ir al gimnasio. De hecho, las personas en el grupo de
tratamiento siguieron haciendo ejerciendo más que aquellas en el grupo de
control, incluso después de que cesaron los pagos.
La
integración de tentaciones cumple dos propósitos a la vez: soluciona problemas
de autocontrol haciendo que una actividad que deberíamos hacer—ir al gimnasio—sea más
gratificante y adictiva, y reduce la culpabilidad y el tiempo perdido de una
actividad que queremos
hacer—leer novelas basura—cuando hay cosas más importantes que
hacer. Aunque también tiene algunas limitaciones.
Tras
el receso de Acción de Gracias, una época en la que muchos estudiantes
abandonan el campus durante varios días, las visitas al gimnasio de los
miembros del grupo de tratamiento disminuyeron casi al mismo nivel que las de
sus homólogos del grupo de control. La separación forzada redujo el deseo por
las actividades combinadas y mermó los hábitos recientemente adquiridos. Se
requiere mayor investigación para determinar cómo pueden restablecerse los
hábitos tras dicha separación.
Integrando las tentaciones para lograr
beneficios
Aun
así, el enfoque para cambiar el comportamiento ha generado gran interés. Los
datos de la encuesta recopilados por la Profesora Milkman y sus colegas
sugieren que incluso algunos segmentos de la población estarían dispuestos a
pagar por una suscripción a un servicio de integración de tentaciones. Las empresas
del sector privado tendrían así la posibilidad de monetizar estos servicios en
modelos de ingresos que combinarían opciones de entretenimiento de servicios
como Netflix y Audible, de disponibilidad limitada, sobre la base de que los
usuarios hagan ejercicio o alguna otra actividad deseable.
El poder de las intervenciones conductuales
para mejorar la salud
Cada
año, cerca de 850.000 personas en los Estados Unidos mueren a causa de enfermedades
que podrían prevenirse con cambios en el comportamiento, como hacer ejercicio, dejar
de fumar, mejorar la dieta y acudir a pruebas de detección del cáncer. Esto
significa, según Milkman, que el 40% de las muertes en los Estados Unidos
podrían evitarse con intervenciones conductuales eficaces.
Intervenciones
similares podrían tener efectos transformadores en América Latina y el Caribe.
Milkman observa que, además de las diferencias culturales, lo que influye en
las decisiones de la gente puede diferir mucho entre los países desarrollados y
los países en desarrollo. Además, es posible que, los resultados obtenidos de
los experimentos realizados con grupos educados y de clase media con miras
hacia el futuro no se apliquen a poblaciones menos favorecidas que tienen menos
incentivos para planificar el futuro.
No
obstante, la adaptación de estas ideas a nuestra región, con sus muchos problemas
de salud pública, abre posibilidades fascinantes para los años venideros de
poder mejorar y prolongar vidas mediante intervenciones conductuales eficaces
como la integración de tentaciones.
No
tiene que ser así. Una nueva estrategia conductual, conocida como
“integración de tentaciones” nos permitiría disfrutar de nuestras tentaciones
culposas al tiempo que intensificaría nuestras ansias de realizar actividades
saludables, como ir al gimnasio. Un pequeño ejemplo del enorme potencial de la
economía conductual.
John Dunn Smith
John
Dunn Smith is the Assistant Editor of the Research Department. His degrees
include a BA in Latin American Studies from American University, an AM in the
same area from the University of Chicago, and an MA in International Affairs
from Carleton University in Ottawa. Writing as J.D. Smith, he has published
collections of poetry, essays and humor as well as a children’s book.
Steven Ambrus
Steven
Ambrus trabajó como corresponsal de los medios masivos de comunicación de Estados
Unidos y de Europa durante dos décadas en América Latina cubriendo política,
educación, medio ambiente y otros temas. El trabaja actualmente en la unidad de
comunicaciones y publicaciones del Departamento de Investigación del Banco
Interamericano de Desarrollo BID.
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