Por Janet Mogollón Pérez / LIMA
Cuando hablamos
de clientes interno básicamente nos referimos a los colaboradores de las
organizaciones. Antes se hablaba de los recursos humanos para referirse a los trabajadores,
en la actualidad nos referimos a ellos como talentos, específicamente como “colaboradores”. ¿Por qué
como colaboradores? Por la sencilla razón de su posicionamiento. Gracias a
ellos, las organizaciones alcanzan sus metas y objetivos. El proceso de
globalización, la internacionalización de la economía y el rápido avance de las
tecnologías de la comunicación han modificado el modus vivendi en las
instituciones. Incluso,
ahora se habla de “coaching” en lugar de asesoría, de “entrenamiento” en lugar
de capacitación. Pero no sólo es el simple cambio de idioma, del castellano al
inglés o algo similar, sino porque las prácticas y desafíos han cambiado en las
organizaciones.
Es verdad
que los tiempos han cambiado y esto ocurre cada vez más rápido. La
transformación digital que se habla en el país es un hecho en otras naciones.
Hasta ha cambiado la vida cotidiana y doméstica en las personas, aunque en
algunos casos, existe cierta modalidad “dual”. Es decir, conviven los estilos
digital y tradicional, porque según los segmentos de vida de las personas, no
todos cambian al mismo ritmo.
En las diversas
instituciones existen nuevos cargos y responsabilidad como resultado, precisamente,
de los últimos. También hay nuevas palabras ya aceptadas, pero algo que no
cambiará es la persona y sus principios y valores. Desde esta perspectiva,
entonces debemos preguntarnos qué son los recursos humanos y cuando se
transforman en talentos. ¿Cuál es la diferencia entre ellos?
Cualquier trabajador
forma parte de un recurso humano, pero darle la oportunidad de desarrollarse y
poner en práctica sus habilidades y conocimientos, lo ubica en el rubro de los
talentos humanos que logran metas personales y organizaciones.
El talento humano es
el conjunto de personas que están al servicio de una organización en sus
diversas áreas. Talento humano es el conjunto de personas que se destacan del
resto de los recursos humanos por sus habilidades y competencias, pero
especialmente por su actitud frente al quehacer diario.
Es importante que los jefes sepan cómo es
el comportamiento de las personas en las organizaciones para poder realizar un
trabajo más eficiente, producir adecuadamente, mantener un clima laboral
agradable, asignar tareas claves a determinadas personas y evitarse muchos
problemas en la institución”.
Por esa razón es
imprescindible conocer a nuestros colaboradores en todas sus facetas, no
solamente en la parte laboral, sino con respecto a sus principios éticos,
porque ello tendrá un impacto en la reputación de la institución. No olvidemos
que el riesgo reputacional es fundamental para la buena imagen de la
organización.
La selección del
personal es clave. Mediante estudios, test y entrevistas se puede conocer
algunos detalles de la persona que trabajará en la empresa. Las virtudes y
cualidades de las personas determinarán la actitud que tendrá frente al nuevo
equipo laboral y también a los retos que deberá asumir.
Toda persona es una
“caja de sorpresas” y quienes evalúan su ingreso a la organización deberán tener
presente este pequeño detalle. También este criterio es válido para las
personas que ya laboran en las organizaciones y que están postulando a un nuevo
puesto laboral. Tener poder o autoridad, implica también, tener una gran
responsabilidad.
Asimismo, los jefes
deben conocer el potencial de sus colaboradores para asignarles tareas
específicas y colocarlos en los puestos adecuados. Muchas veces, la producción
laboral de una organización es limitada porque en los puestos claves no están
las personas claves. Un puesto responde a un determinado perfil y no todas las
personas tienen el perfil para determinados puestos.
Por ejemplo, una
persona puede ser muy competitiva en el puesto donde opera, pero nombrarlo jefe
supone que debe trabajar ahora con personas y muchas veces, un “excelente”
operario no necesariamente será un buen jefe. Hay casos, donde también el
liderazgo no parte de la jefatura, sino de un colaborador clave que no tiene responsabilidad
de jefatura. Sus dones personales (actitudes) le permiten influenciar en el
resto del equipo.
TALENTO
En realidad, las
personas son el recurso más importante que tienen las organizaciones. “Se puede
soñar con crear, diseñar y construir el lugar más maravilloso del mundo, pero
para convertirlo en realidad se necesitan personas” afirmaba un conocido
empresario internacional.
¿Por qué las personas
deben ser las más importantes en las organizaciones? Sencillamente porque de
ellas depende el crecimiento y desarrollo de las instituciones.
Para alcanzar las
metas, lograr los objetivos, superar los desafíos o resolver los conflictos, se
necesitan personas dispuestas a seguir las metas trazadas, plan estratégico o
visión empresarial.
Cada persona tiene su
propia visión y expectativa. Su proyecto de vida no necesariamente será el
mismo que el de la institución donde trabaja. Es más, el proceso de
globalización que vive el mundo, el desarrollo de las tecnologías de la
información y la modernidad de la vida nos cambia la vida de período en período,
y cada vez, más rápidamente. Antes nuestros padres se jubilaban en sus primeros
empleos, ahora no es así. Cada persona tiene que reconvertirse laboralmente en
cortos períodos de tiempo. Todo ello afecta a la vida de las personas.
De ahí que es importante
conocer a las personas. Además, no todas son iguales, ni todas responden por
igual ante determinada situación. Se tiene que ser muy sabio para trabajar con
personas.
Se supone que el jefe
es una persona que tiene la autoridad, pero también el liderazgo en la
dependencia donde se trabaja. Es la persona que debe conocer mejor a todo su
equipo, debe saber transmitir confianza y no necesariamente debe saber todos
los procesos del desempeño técnico.
Sin embargo, sí debe conocer
sus limitaciones y habilidades para liderar a su equipo. Debe saber transmitir
la confianza en su equipo para que vean en él, a la persona líder en la que
pueden recurrir en caso de necesidad o ayuda.
Un jefe que sólo ordena y
él mismo no cumple con la política laboral y ética de la organización,
difícilmente influenciará positivamente en su equipo. Podrá tener la autoridad,
pero nunca el liderazgo. La autoridad se recibe por méritos propios, amistad
con el gerente o porque el jefe superior sufrió un percance. El liderazgo es
innato a la persona. No se nace con él, sino que es una disciplina que se va
perfeccionando en la vida, incluso, desde la niñez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario